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11 mar 2011

Hechos 8:4-8

Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les anunciaba al Mesías. Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje. De muchos endemoniados los espíritus malignos salían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos. Y aquella ciudad se llenó de alegría.



El día de ayer escribí sobre permanecer y no huir. A pesar de que tomamos malas decisiones, el Señor, sabiendo lo que habríamos de decidir sigue teniendo un plan preciso para nosotros. Este es el caso de los que se dispersaron y continuaron predicando la palabra a dondequiera que iban. Esto no quiere decir que tenemos libertad para tomar las decisiones que queramos y al final llegaremos al mismo destino. ¡Por supuesto que no! Cada decisión que tomamos tiene consecuencias. Lo que quiero decir es que, Dios, en su soberanía, se encarga de que todo siga bajo su control y de cierta manera, dentro de su misericordia nos permite corregir lo que hemos hecho mal. ¿Cuántas veces no has tomado decisiones tan malas que no te sientes digno de acercarte a Dios? ¿Cuántas veces has visto tu pecado contra la santidad y gracia de Dios y tu único pensamiento es la imposibilidad de corregir tal separación? Estas son estrategias del Acusador (Satanás). Busca crear confusión y que olvides la gracia y misericordia del Señor. Si bien, debemos estar enfocados en obedecer, habrá ocasiones en las que fallemos. Es un hecho. No somos perfectos y cometeremos errores. Lo importante es no dejarnos engañar y pensar que nuestra comunión con Dios ha terminado. Él está ahí. Esperando a que regreses y pidas perdón.
La ciudad de Samaria se llenó de alegría. ¿Por qué? Porque estaban recibiendo el evangelio y las consecuencias eran maravillosas.
¿Cuántos no necesitamos alegría en nuestras vidas? ¿Cuántas ciudades han perdido la paz y tranquilidad? La alegría llega cuando una persona recibe a Cristo. No cuando recibe un incremento de sueldo, no cuando se casa o tiene un hijo y tampoco cuando compra una casa. Pon atención: el gozo está en Cristo y su evangelio. No hay otro lugar en el que puedas encontrarlo.
Ahora, como seguidores de Jesús, debemos ser como Felipe quien a través de su vida, muchos entregaron sus corazones al Señor. Debemos ir con nuestros familiares, vecinos o amigos y compartir que Jesús ha transformado nuestra vida, compartir que murió por nosotros y que quiere reconciliarnos con Dios Padre. Tal vez no podamos hacer sanaciones como las que hizo Felipe pero ¡imagina lo que tu vida y la mía transformadas pueden hacer como testimonio! Lo que necesitamos es humildad, arrepentimiento y convicción. Reconozcamos nuestra necesidad de Dios, pidamos perdón por nuestros pecados y tengamos la convicción de que Jesús es el camino, la verdad y la vida.

Oración
Padre: perdona mis pecados. Creo que Cristo murió por mí para reconciliarme contigo. Hoy quiero caminar tu camino. Quiero que mi vida sea diferente y sirva de testimonio a otras personas de que existes y eres maravilloso. Gracias por tu misericordia y por permitirme venir a Ti a pesar de mis errores. Pongo mi vida a tus pies, en servicio y en adoración. En el nombre de Jesús
Amén

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