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18 jun 2015

Salmos 11:3-4

Cuando los fundamentos son destruidos ¿qué le queda al justo?  El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo examina.



El capítulo 11 empieza diciendo que no debemos temer ni huir ante las adversidades pues Jehová es nuestro Dios en quien tenemos refugio.  Después se nos advierte de aquellos que están listos para hacernos daño.  Y ahora se nos cuestiona qué pasa cuando los fundamentos son destruidos.  ¿Qué pasa?  David está haciendo referencia a lo establecido en la ley como principio de una sociedad pero de igual manera se puede hacer la misma pregunta hoy en día.  ¿Qué pasa cuando tenemos una sociedad que ha abandonado a Dios?  ¿Qué pasa cuando a la gente no le interesa tener principios?  ¿Qué pasa cuando la maldad parece estar por encima de la bondad.  En términos más prácticos, ¿qué pasa cuando atraviesas injusticias?  La respuesta es: nada.  No pasa nada.  Si lees el versículo 4 dice que el Señor sigue en su trono y nos observa atentamente.  Para nosotros, la situación que atravesamos puede estar fuera de nuestro control.  Para Dios no.  Puede ser injusto que te lastimen.  Puede parecer que todo está de cabeza.  Sin embargo, Jehová está en su trono y nos examina.  El hecho de que no reaccione como nos gustaría, no quiere decir que nos ha abandonado.  A veces pareciera que Dios nos ha abandonado.  Basta leer un poco las noticias y darse cuenta de la maldad del ser humano.  Guerras.  Homicidios.  Fraudes.  Engaños.  Mentiras.  Odios.  Rencores.
Hoy quiero pedirte que examines tu vida a los ojos del Señor.  No busques pretextos o excusas.  Simplemente abre tu corazón.  Abre todo tu ser y deja que Dios te muestre todo aquello que estorba en tu comunión con Él.  No dejes que el caos de este mundo te haga pensar que debes actuar en contra de Su voluntad.  Tal vez tienes que perdonar sin que lo merezcan.  Tal vez tienes que amar al que te ha lastimado.  Lo que sea que estás viviendo y que sacude tu mundo, ponlo a los ojos del Señor y recuerda que Él no te ha abandonado sino sigue al control pleno de todo lo que sucede.

Oración

Señor: es difícil no entender por qué suceden las cosas.  Es difícil entender que permitas injusticias en este mundo y en mi vida.  Yo me rindo ante Ti sabiendo que Tú eres Rey y no hay nada ni nadie por encima de Ti.  Te entrego mi vida.  Te entrego mi todo.  Quiero caminar conforme a tu voluntad y recibir tu paz, tu gozo y tu amor inagotable.  No permitas que las circunstancias interrumpan mi comunión contigo.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

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