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22 jun 2015

Salmos 11:5-6

El Señor examina a justos y a malvados, y aborrece a los que aman la violencia.  Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte!



Dios es amor.  Es la esencia misma del amor.  Podemos pasar una vida entera predicando sobre el increíble amor de Jehová y aún así nos faltaría tiempo.  Sin embargo, Él nos pide que estudiemos minuciosamente su palabra y es en pasajes como el de hoy, que nos encontramos más características de Dios.  No podemos encasillarlo en puro amor.  En el pasaje de hoy nos muestra que nos examina tanto a justos como a malvados y aborrece a los que aman la violencia.  Sí.  Dios puede aborrecer.  Predicar sobre estos temas no es fácil.  La gente quiere escuchar sobre lo bueno que es Jehová y cómo perdona nuestros pecados.  Sin embargo, cuando comenzamos a traer “la carne” de la palabra y dejamos atrás “la leche”, a muchos ya no les gusta.  Es importante entender cada característica de Dios y no dejar de lado ninguna pensando que una es más importante que la otra.
Te pido vuelvas a leer el pasaje de hoy.
Tenemos dos opciones para estudiar este pasaje.  La primera es buscar el perdón de Dios para ser justo y no sufrir ese castigo.  La segunda, que es en la que quiero hacer énfasis, se refiere a nuestra necesidad de compartir a Cristo para que la gente no se pierda y sufra este castigo.  Nos guste o no, hay un cielo y un infierno.  Estemos o no de acuerdo, habrá gente que se irá al infierno y sufrirá por no haber aceptado a Jesucristo.  No es cierto que todos los caminos llevan a un dios.  No es cierto que todos nos vamos a distintos cielos o distintos espacios al morir para que seamos felices por siempre.  La biblia nos dice claramente que el Señor nos examinará y determinará si somos justos o malvados para posteriormente recibir gloria a su lado o un castigo severo.  No es novela.  No es ciencia ficción.  No puedes pensar que el infierno no existe simplemente porque no te gusta.  Por esta razón debes compartir a Cristo.  No puedes ser insensible y egoísta al dejar que los que te rodean reciban este castigo.  Es tu responsabilidad compartir a Cristo.  Es tu responsabilidad orar por tus seres queridos para que reconozcan al Señor.  No podemos vivir gozando mientras los demás se van a una eternidad de castigo.  Piénsalo.  ¿A quién le vas a compartir de Cristo el día de hoy?  ¿Por quién vas a estar orando para su salvación?
Oración

Padre: te pido perdón por mis pecados para que pueda ser presentado justo ante Ti.  Te pido también que mi vida sirva para que otros vengan a tus pies y puedan ser redimidos.  No permitas que sea egoísta y que no vea la necesidad de Ti en los demás.  Ayúdame a entender que el cielo y el infierno existen y la importancia que tiene el compartir tu palabra para que los demás te reconozcan.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén.

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