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29 oct 2009

Santiago 5:13

¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas.


Al parecer no tiene mucha ciencia: si estás contento, dale gracias a Dios, si estás angustiado o preocupado, ora y dile al Señor tus problemas. Entonces ¿por qué no lo haces? ¿Por qué cuando las cosas salen bien se te olvida dar gracias a Dios? ¿Por qué cuando las cosas salen mal, no acudes a Él?
En varias ocasiones he dado y recibido consejos que simplemente terminan diciendo: no dejes de leer la Biblia y ponte a orar. Realmente esto es todo lo que necesitas. Lo único que le agregaría para completar el consejo es tener fe y confiar en que Dios está actuando.
Hay tantas distracciones que es fácil olvidarnos de Dios. Por esta razón, el consejo es sencillo, simple y fácil: estás triste, acude al Señor inmediatamente, dile lo que sientes, expón tus miedos, tus angustias, tus corajes, tus inquietudes, abre tu corazón y saca lo que hay dentro de ti que no puede aguantar más tiempo adentro.
¿Estás contento? ¡Dale la gloria a Dios! Es muy tentador querer recibir toda la atención y pensar que nosotros hicimos todo el trabajo, es muy fácil dejar que la gente nos diga lo buenos que somos, pero recuerda que si no es por el amor y la misericordia de Dios, ni siquiera tendrías la oportunidad de estar viviendo. En realidad somos pequeñas hormigas que, cuando las cosas salen bien, pensamos que hemos conquistado el mundo cuando lo único que hicimos fue atravesar de un hoyo a otro y traer comida… ¿Te das cuenta?
En los últimos años en mi viaje con Cristo, he aprendido, a humillar mi corazón y a permitir que sea Jesús quien brille y no yo. Confieso que no siempre ha sido fácil. Muchas veces ha dolido y muchas otras me tardé en entender que mi orgullo estaba estorbando el trabajo de Dios en mi vida. Mientras más comprendo y vivo el dejar a Dios en el trono de mi vida, más experimento su amor y cuidado que tiene de mí y sobre todo más reconozco mi necesidad de Él. Si eres como yo, probablemente no te guste depender de alguien más, tal vez tampoco te gusta reconocer que no diriges al cien por ciento tu camino sino que Dios influye mucho más de lo que te gustaría, igualmente, cuando haces algo bien quieres recibir los frutos de ello y cuando las cosas están mal tratas de soportar todo lo que puedas. Bueno, te tengo una noticia: esto no te lleva a ningún lado. El que está contento que le dé gracias a Dios y el que está triste que acuda a Él por consuelo. Es muy fácil de entender. El principal estorbo para que lo cumplas es tu orgullo. ¿Puedes hacerte a un lado y reconocer que gracias a Dios puedes estar así de contento? ¿Puedes admitir que estás cansado, agobiado y que no sabes hacia dónde dirigirte? Si tu respuesta es sí, entonces has dado un gran paso para tu relación con Cristo.

Oración
Señor: gracias por los momentos de felicidad y de gozo que me has permitido vivir. Gracias también por los momentos difíciles que me han hecho doblar mi orgullo y mi rodilla reconociendo que te necesito para seguir adelante. Hoy me pongo a tus pies y te doy las gracias por amarme y cuidarme como lo has hecho siempre. Quiero vivir agradecido en los momentos felices y dependiente en los momentos difíciles. Oro a Ti en el nombre de Jesús
Amén

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